2006/01/23

El anfitrión de Falabella en Colombia

Pedro Gómez Barrero, el "rey del ladrillo" de Colombia, se apresta a recibir a la multitienda chilena en uno de los malls que levanta en las afueras de Bogotá. El empresario de 76 años es el mayor constructor colombiano, un abogado que participó en las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla y que ahora será clave en la expansión de Falabella en el país cafetero.

El anfitrión de Falabella en Colombia fue quien edificó el primer mall de ese país. Tiene 76 años, es abogado y ha participado en las negociaciones de paz con la guerrilla.

Le dicen el "gran constructor" porque ha levantado casi 80 mil casas en los últimos 30 años y prácticamente todos los centros comerciales de esa economía.

Pedro Gómez Barrero es el dueño de Santa Fe, el proyecto comercial más grande que hoy se construye en Bogotá y donde la cadena chilena de multitiendas iniciará su desembarco en mayo próximo.
Ubicado al norte de la capital colombiana, en una zona de altos ingresos y fuerte expansión inmobiliaria, el mall Santa Fe tendrá 147 mil metros cuadrados (Parque Arauco en Santiago tiene 220 mil), de los cuales 10 mil serán ocupados por Falabella con su tienda ancla de tres pisos.


Pero el arribo de los chilenos a ese mall no fue casualidad. Según comenta un ejecutivo ligado al grupo, Falabella buscó a Gómez Barrero por expresa recomendación de sus socios locales, la familia Echaverría, dueña de las cerámicas y griferías Corona, con quienes controla Sodimac en Colombia.

Ellos le aconsejaron partir en uno de los malls de Gómez, si querían conquistar el mercado. Porque si bien existen otros operadores de centros comerciales, en la liga donde quiere jugar la cadena de los grupos Solari, Cúneo y Del Río, el "gran constructor" no tiene competencia. Gómez maneja al menos 13 de los centros comerciales que más venden en Colombia.

Las negociaciones comenzaron a principios de 2005 y a mediados del año pasado se cerró el acuerdo: la cadena chilena debutaría en Santa Fe. Y quedó abierta la puerta para alquilar nuevos metros cuadrados en los demás malls que, tanto en la capital colombiana como en otras ciudades grandes de ese país de 46 millones de habitantes, proyecta levantar el abogado que dejó una meteórica carrera en el Poder Judicial colombiano para dedicarse a cimentar un imperio.

Incluso fuentes del mercado inmobiliario aseguran en Bogotá que el propio Gómez estuvo en abril negociando con Falabella en Santiago, pero ni aquí ni allá lo confirman.

Falabella pretende abrir entre seis y siete locales en las principales ciudades de Colombia, entre las que se barajan Bogotá, Cali y Medellín, con una inversión de aproximadamente US$ 15 millones en cada uno. En ese plan de expansión, se estima que Pedro Gómez jugará un rol clave a través de su red de malls en el país cafetero.

De las 13 casas al jet privado

Nacido en Cucunubá, un pueblo que de sólo oírlo evoca sonidos tropicales, Gómez estudió Derecho porque soñaba con ser magistrado de la Corte Suprema. Logró esto último a los 29 años y luego se convirtió en la mano derecha de uno de los alcaldes más recordados por los bogotanos: Fernando Mazuera, quien "pensó" la ciudad y en su mandato se abocó a ordenarla.

Con los conocimientos necesarios de urbanismo y el dinero ganado en la defensa de un cliente en un juicio, Gómez se lanzó a construir. Primero levantó 13 casas en un paño al sur de Bogotá. Se las diseñó un hermano que había estudiado Arquitectura, y con las ganancias obtenidas compró más terrenos.

En 1968 creó su propia compañía. Con su nombre y todo. Con sus iniciales P y G entrelazadas. Pero su gran golpe lo dio en 1975 cuando construyó el Unicentro, el primer centro comercial de Colombia, el mall más exitoso del país. Levantado cerca de los cerros de Bogotá, en una zona donde antes crecía cebada, el proyecto se consolidó gracias al olfato de su creador. Además del mall, Gómez levantó varias torres y condominios creando un mercado que no ha parado de crecer. La zona es hoy uno de los barrios preferidos de la clase media alta bogotana.

Según explicitan en el mercado inmobiliario de esa ciudad, fue con ello que Gómez se catapultó como el constructor que cambió el concepto del negocio en su país. Antes, las constructoras sólo dependían de las obras públicas o los encargos de ricos hacendados e industriales. Pero él fue el primero en levantar grandes proyectos de casas terminadas para ponerlos en venta, introdujo el concepto de condominios cerrados para enfrentar el problema de la inseguridad y además creó la industria de los malls.

Hoy, es el gran referente en la materia y la marca Unicentro se ha convertido en un nombre tan potente que a los malls que levantó en Cali, Medellín y en el occidente de Bogotá los bautizó igual. Dentro de la misma capital siguió añadiendo centros comerciales y a mediados de los '90 incursionó en la hotelería. Incluso se dio el lujo de refaccionar una antigua casa colonial en Cucunubá para devolverle algo al pueblo donde nació.

Allí funciona hoy día "La posada de Don Pedro", un pequeño y exclusivo hotel, donde además está una de las oficinas de la Fundación Compartir que él mismo instituyó junto a otros grandes empresarios colombianos.
Cucunubá es también su lugar de descanso. Allí se escapa cada vez que puede y hasta tiene un zoológico particular para su hija pequeña. En esa zona estaba su hacienda, que producía más de 10 mil litros de leche al día, pero de la que se tuvo que deshacer cuando a finales de la década pasada la crisis se llevó casi la mitad de su imperio

Casado por segunda vez, este hombre que nació en 1929 y se graduó como abogado el 52 la pasó mal entre 1995 y 1997, cuando el fantasma de la quiebra se asomó por sus obras. En ese período la economía colombiana vivió uno de sus momentos más difíciles, debido al aumento en las tasas de interés, que estranguló a toda la industria. Fuertemente endeudado con la banca local, el 98 tuvo que deshacerse de la mitad de sus bienes. Vendió terrenos, el control de su estructura hotelera, su jet privado, su hacienda y su colección de obras de arte.

Pero una vez iniciada la recuperación, dio el salto a Panamá donde abrió un Unicentro y siguió construyendo en su país. Hoy, además del Santa Fe, levanta otros dos centros comerciales y varios proyectos habitacionales. Su marca se ve por toda Colombia, el mercado que Falabella y ahora Ripley de la mano de los supermercadistas locales Carulla Vivero quieren conquistar.

En Colombia, Falabella controla el 49% de Sodimac y junto al grupo Corona invertirá en los próximos cuatro años US$ 100 millones en el negocio del retail (tiendas por departamento) y de crédito (tarjeta de crédito CMR). Su plan consiste en replicar el modelo instaurado en Perú, donde se consolidó rápidamente como la primera de ese país, explotando un formato totalmente nuevo para ese mercado.

En Colombia tampoco existen retails de este tipo, ni un grupo tan diversificado. Falabella además de las tiendas maneja los homecenters Sodimac, los supermercados Tottus y el Banco Falabella en Chile.

El encargado de subir la cortina en Bogotá es el ingeniero comercial peruano Ricardo Hepp, quien es considerado como uno de los cerebros de la operación de Lima. El ejecutivo encabeza además la introducción de la tarjeta CMR, que genera casi la mitad de los ingresos totales del holding chileno que vende US$ 2.300 millones al año.

Actualmente CMR opera en los Sodimac de Colombia y según trascendió esta semana acaba de cerrar un acuerdo con la francesa Carrefour para que su tarjeta también sea aceptada como medio de pago en esos hipermercados. Las negociaciones habrían comenzado hace meses dentro del plan para asociar diversos comercios al uso del plástico, pero se habrían acelerado tras trascender el acuerdo que firmó Ripley con Carulla Vivero.

Sondeado como vicepresidente

Simpatizante confeso del Partido Liberal, Pedro Gómez estuvo en 1985 a cargo de la reconstrucción de Armero tras la catástrofe provocada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz que mató a veinte mil personas. Ese fue su primer acercamiento a un cargo público. Dos años después, fue nombrado embajador en Venezuela y en 1994 ocupó la secretaría general del partido.

De hecho su gran amigo fue el ex presidente liberal Virgilio Barco Vargas (1986-1990), quien murió el 97 e incluso se especuló que Ernesto Samper lo sondeó para ser su compañero de fórmula en las elecciones, pero finalmente el empresario habría declinado.

Sin embargo, políticamente, Gómez ha sabido mantener buenas relaciones con todos los gobiernos. Ha sido condecorado varias veces y entre 1998 y comienzos del 2000 formó parte de la mesa de negociadores por la pacificación de Colombia que armaron el gobierno de Javier Pastrana y la guerrilla.

A fines de octubre del 2004, cuando inauguraba una nueva franquicia de su centro comercial Unicentro en la zona occidente en Bogotá, el actual presidente de Colombia, Álvaro Uribe, lo calificó como "un colombiano que nos ha dado ejemplo de perseverancia y de tenacidad".

Pero ese mismo año protagonizó también una polémica religioso-empresarial, donde hasta de masón lo acusaron por querer comprarle a la Iglesia un muy bien ubicado convento en Bogotá. Quería levantar allí un hotel de cinco estrellas, tal como lo hizo en Cartagena, donde transformó dos claustros de monjas de la ciudad amurallada. Al final, todo quedó en nada porque la prelatura decidió mantener los terrenos en su poder.
Ante toda esa batahola, sólo reconoció que hizo la oferta y prefirió pasar el mal rato leyendo sobre el general Santander, uno de los próceres de la independencia local, que luchó junto a Bolívar.

Tampoco quiso comentar sobre lo de Falabella. Aunque Pedro Gómez tiene un perfil de hombre público en Colombia, de sus negociaciones, el gran constructor no comenta.


quepasa.cl

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